Consultorías logísticas vs Ingenierías logísticas

Si es usted un profesional del sector, probablemente haya necesitado en alguna ocasión los servicios de una empresa especializada en logística, bien ante un problema surgido en su empresa, relacionado con la producción, el almacenaje o la distribución de sus productos; bien por el deseo de reconfigurar y optimizar procesos o ante la eventualidad de diseñar una nueva implantación de la empresa, en una nueva nave o en una ya construida.

Si eso ha ocurrido, es más que probable que, en el caso de que intentara localizar estos servicios a través de internet, tecleara en su ordenador las palabras “consultoría logística” y de modo menos probable “ingeniería logística”. Sin embargo, puede que esto último fuera lo que en realidad estuviera buscando…aun sin saberlo.

Puede que esté pensando en este momento que ambas cosas, consultoría e ingeniería logística, son más o menos lo mismo y por tanto se puede utilizar cualquiera de los dos términos para referirse a un proveedor de los servicios logísticos antes mencionados. Pero nada más lejos de la realidad.

En lo que sigue trataremos de explicar, sin ánimo de ser exhaustivos, las diferencias entre una y otra y lo que realmente puede esperar, y obtener, de cada una de ellas para tratar de dar solución a sus problemas.

Una de las primeras diferencias entre la Consultoría y la Ingeniería, sin duda reside en el grado de concreción de los trabajos que realizan. Dicho de una forma sencilla, las consultoras logísticas suelen preferir trabajos que tengan más que ver con el diseño de una “filosofía” o una estrategia de la empresa a largo plazo, que con el análisis de una situación concreta y un problema concreto.

Es cierto que es conveniente tener un objetivo empresarial de largo plazo, pero sin duda es un trabajo más propio de estrategia corporativa que de logística. Si lo que usted necesita, es una solución pragmática en su almacén o en su fábrica, sin duda preferirá el análisis de un ingeniero al de un consultor.

El hecho de centrarse más en los análisis estratégicos por parte de un consultor logístico, hace que estos tiendan a apoyarse en tendencias y estudios de mercado de carácter genérico, mientras que una ingeniería logística optará siempre por el trabajo con datos de campo, obtenidos directamente en la empresa y que definan el problema concreto al que se esté enfrentando su compañía.

En un análisis de ingeniería no habrá, por tanto, suposiciones o hipótesis, sino escenarios verosímiles, construidos con la información que aporte directamente el cliente, lo que sin duda elimina o reduce al mínimo cualquier escenario de riesgo en el cálculo de las soluciones.

Al igual que ocurre con ciertos análisis económicos, diferentes consultorías suelen reflejar diferentes escenarios de solución, en ciertos casos incluso contradictorios o incompatibles entre sí. Difícilmente ocurrirá eso con el trabajo de diferentes ingenierías.

Sin duda se obtendrán resultados que podrán variar en función del acierto en la fase de la toma de datos, de la metodología de cálculo, del grado de implantación de programas informáticos para el cálculo del que dispongan las diferentes ingenierías y por supuesto del grado de conocimientos y experiencia en logística de las mismas, pero lo que casi con total seguridad no ocurrirá es que obtengan soluciones absolutamente dispares. El cálculo ingenieril genera certezas, porque se trata de un trabajo científico, no filosófico, como decíamos al principio.

Una de las grandes debilidades de la consultoría logística, se enmarca en el hecho de que sus consultores suelen ser generalistas y en muy pocas ocasiones disponen de personal especializado en logística y que trabaje exclusivamente en logística. Una ingeniería logística no realiza su trabajo sin ingenieros logísticos, de hecho no podría hacerlo.

Y es que, en el cálculo, los modelos de las consultorías logísticas son tanto más imprecisos cuando intentan abarcar un mayor número de situaciones. Por el contrario, en las ingenierías logísticas, se trata no de establecer o adaptar modelos predeterminados, sino por el contrario de ´modelizar´ la situación de la empresa que requiere una solución logística ad hoc.

Además, en el trabajo de un consultor, primará siempre un cierto sesgo sectorial, precisamente porque su trabajo habitual tiene mucho más que ver con sectores que con casos concretos. En la elaboración de un proyecto de ingeniería, sólo contarán los números reales obtenidos de la propia empresa, lo que permitirá no un análisis, sino un cálculo, lo que pueden ser dos cosas muy distintas a la hora de configurar, por ejemplo, un diseño de almacén con un lay out óptimo.

Por descontado, el conocimiento de la maquinaria y equipamientos logísticos existentes en el mercado, facilitan el establecimiento del modelo preciso para el problema concreto. De ahí que resaltemos la importancia de la experiencia de un ingeniero especializado, frente a un consultor generalista, porque difícilmente se sugerirán soluciones óptimas si no se conoce aquello de lo que el mercado dispone a la hora de sugerir una implantación.

Cuando no se conoce en profundidad el sector para el que se trabaja, la tendencia natural por parte de un consultor, será la de adoptar soluciones genéricas o lo que es aún peor, soluciones importadas de otro proyectos que, sin duda, pudieron ser idóneas para la situación de ese proyecto, pero quizás completamente desaconsejables para el actual.